Vaya palabra tan rara...obesogénico. Es posible que nunca la hayas escuchado antes, pero lo que te puedo asegurar es que vives en ella desde que naciste porque, a no ser que caces tu cena cada día o vivas en el bosque y tengas un huerto del que brotan exquisitas verduras, estás, como todos, rodeado de comida las 24 horas del día.
¿Crees que exagero? piénsalo bien, la comida nunca ha estado tan a nuestro alcance como ahora. Supermercados, tiendas gourmet, eco, bio, cadenas de fast food, restaurantes de las más variadas culturas, furanchos...la oferta parece no tener fin. Siendo así, ¿cómo resistirse a probar sus deliciosos manjares? El problema llega cuando nos damos cuenta de que son precisamente las comidas de peor calidad las más baratas o que los anuncios dirigidos a los niños presentan alimentos de un escaso valor nutricional.
Vivimos en un país con un porcentaje de obesos del 25%. Un país con una cultura basada en la fiesta popular que gira en torno al comer y beber hasta que el cuerpo aguante. Un país sedentario en el que me estás leyendo desde tu ordenador, táblet o móvil mientras trabajas o ves la televisión (sentado, claro está). Un país en el que un menú de comida rápida está a mitad de precio que uno de comida lenta. Viendo este panorama, ¿hay solución posible?
Desde Meraki Salud siempre te vamos a decir que sí porque confiamos en los cambios que se producen con esfuerzo y ganas. Además, te damos unos sencillos consejos para salir de ese mundo obeso donde nos quieren tener.
- Planifica tu menú semanal y haz una lista de la compra: así será mucho más fácil que no te pases en cantidades, no eches mano de precocinados y no compres demasiados (pondría ninguno, pero a veces no hay quién se resista :P ) productos altos en grasas o azúcares.
- Almacena con cabeza: no tengas muy a la vista los productos anteriormente mencionados, de lo contrario será a los primeros que recurras cuando te entre el apetito.
- Identifica y controla tus EMOCIONES: ¿quién no ha recurrido a una tarrina de helado para hacer frente a un desengaño amoroso? es importante que si lo que te hace comer es el estrés, la ansiedad o la tristeza, busques ayuda para saber gestionar estas emociones sin recurrir a la comida.
- Rodearse de personas activas hace que nos resulte más sencillo planificar actividades menos sedentarias e ir adoptando poco a poco un estilo de vida más saludable.
- Reduce tus horas de TV y aumenta las de descanso: cuando estamos frente a la televisión es fácil echar mano de alimentos poco sanos sin apenas darnos cuenta o por aburrimiento. Así mismo, el descanso insuficiente hace que nuestros niveles de estrés se disparen y en consecuencia, sintamos hambre emocional.
Y recuerda, si tienes dudas, ¡llámanos! nutrición+psico+fisio